Navegar polo mundo das alerxias non é doado. Eliminar un alimento da dieta supón empezar unha nova vida na cociña: adaptarse a prescindir dun ingrediente e sobre todo ter moito máis coidado co que tocamos para non contaminar con trazas. As mamás dos alérxicos podemos chegar a ser persoas moi preocupadas por todo o que manipulamos na cociña, entre outras cousas.
Pensar que os nosos nenos van estar en contacto con alimentos que conteñen o alérxeno en cuestión noutras situacións cotiás máis alá do noso control directo pode poñernos cando menos un pouco "nerviosas". E xa non digo nada cando nos toca deixalos nun "cumpre". Afortunadamente as nais das amigas da miña filla son fenomenais e moi comprensivas. Nunca tiven problemas e facilitáronme moito a súas relacións sociais.
E xa non vos conto nada das súas amigas. Coa frase: "que vai facer a túa nai para a merenda?" resucitan a autoestima dun morto porque un dos retos é o de facer algo que sen ovo resulte medianamente comestible e parece que o vou conseguindo (iso ou teñen uns padais pouco esixentes)
O último experimento débollo a un blog que atopei nas miles de buscas de fago (Eva en pruebas). Modifiqueina un pouco e así quedou:
- 200 g de fariña
- 100 g de copos de avea
- 150 g de azucre moreno
- 120 gr de cabaza (cocida)
- 75 ml de aceite de xirasol
- 30 ml de leite
- 65 g de pebidas de chocolate
- 1 sobre dobre de gasificante "El tigre" (5 g)
- 1/2 culleradiña de aroma de vainilla
A masa resultante é difícil de manexar así que para darlle forma ás galletas empreguei dúas culleres e un pouco de paciencia. A masa é pegañenta e resulta un pouco difícil de despegar. Fixen uns pequenos montonciños e despois aplaneinos un pouco.
Metinas no forno xa quente a 200º e baixei a temperatura a 180º, uns 20-25 minutos. Quedáronme un pouco esponxosas, como se foran anacos de biscoito, pero iso non impediu que desapareceran voando.
Navegar por el mundo de las alergias no es fácil. Eliminar un alimento de la dieta supone empezar una nueva vida en la cocina: adaptarse a prescindir de un ingrediente y sobre todo tener mucho más cuidado con lo que tocamos para no contaminar con trazas. Las mamás de los alérgicos podemos llegar a ser personas muy preocupadas por todo lo que manipulamos en la cocina, entre otras cosas.
Pensar que nuestros niños van a estar en contacto con alimentos que contienen el alergeno en cuestión en otras situaciones cotidianas más allá de nuestro control directo puede ponernos al menos un poco "nerviosas". Y ya no digo nada cuando nos tocas dejarlos en un "cumple". Afortunadamente las madres de las amigas de mi hija son fenomenales y muy comprensivas. Nunca tuve problemas y me facilitaron mucho sus relaciones sociales.
Y ya no os cuento nada de sus amigas. Con la frase: "¿qué va a hacer tu madre para la merienda?" resucitan la autoestima de un muerto porque uno de los retos es el de hacer algo que sin huevo resulte medianamente comestible y parece que lo voy consiguiendo (eso o tienen unos paladares poco exigentes)
El último experimento se lo debo a un blog que encontré en las miles de búsquedas que hago (Eva en pruebas). La modifiqué un poco y así quedó:
- 200 g de harina
- 100 g de copos de avena
- 150 g de azúcar moreno
- 120 gr de calabaza (cocida)
- 75 ml de aceite de girasol
- 30 ml de leche
- 65 g de pepitas de chocolate
- 1 sobre doble de gasificante "El tigre" (5 g)
- 1/2 cucharadita de aroma de vainilla
Trituré la calabaza con la batidora y después añadí el azúcar. Pasé entonces a usar la batidora de varillas e incorporé el aceite, la leche y el aroma de vainilla. Después echamos la harina y el gasificante dejando para el final la avena y las pepitas de chocolate.
La masa resultante es difícil de manejar así que para darle forma a las galletas empleé dos cucharas y un poco de paciencia. La masa es pegajosa y resulta un poco difícil de despegar. Hice unos pequeños montoncitos y después los alisé un poco.
Las metí en el horno ya caliente a 200º, y bajé la temperatura a 180º, unos 20-25 minutos. Quedaron un poco esponjosas, como si fueran trozos de bizcocho, pero eso no impidió que desaparecieran volando.